El Deber Ser y el Ser

Cuando se menciona el Deber Ser y el Ser siempre viene a nuestra mente esa idea que suena muy bien copiarla y pegarla en nuestras letanías que usamos para impresionar a la gente en redes sociales. Nos encanta apuntar a lo "perfecto" visualmente hablando, lo bonito, lo etéreo.


Sin embargo, nunca vamos al trasfondo de todo esto, lo cual es si somos realmente correctos como personas y nos sentimos realizados al respecto.

Se siente agradable todos los días vestir la máscara de la formalidad y de una supuesta rectitud. No tenemos reparo en mostrarla cuando ésta se complementa con el lente de una cámara. No obstante ¿Cuándo realmente somos lo que debemos ser? o simplemente ¿sólo somos lo que el mundo nos obliga a ser? Es un dilema sin respuesta e incómodo para un sistema que basa el estatus en la vanidad, y en la vaciedad de las palabras e imágenes.

Se supone que las normas sociales, aquellas dictadas por un grupo social, indican que una persona desde que nace y conforme crece está obligada a seguir ciertas reglas, que harán de ella un miembro funcional dentro de dicho grupo.

Pero no siempre es así y lo explicaré con este ejemplo: mamá y papá dicen "la rectitud es el mejor camino a la felicidad", en teoría, ya que en otros nichos sería más "el dinero y como te veas ante los demás son la clave del éxito". El problema radica cuando la segunda pesa sobre la primera.

¿Cómo funcionan las normas o reglas sociales?

Para poder darle validez a una nueva norma, primero tiene que ser adoptada por la mayoría, después se le puede agregar toda clase de retóricas y eufemismos que hagan de ella la regla a seguir, aún si eso provoca conflictos morales o éticos. A quien le importa "todos lo hacen".


Lo vemos a diario en todos los aspectos de nuestra vida diaria. En la escuela, para que no se burlen de ti, no opines porque puedes equivocarte y hacer el ridículo frente a todos. En el trabajo, sigue las reglas de los jefes si quieres conseguir un mejor sueldo y una mejor posición. En las redes, un buen selfie puede llenarte de halagos que compensen los vacíos de las frustraciones y problemas de la vida diaria.

Como en todo sistema que se jacte de ser correcto siempre habrá un defecto que resquebraja su sustento; y puede ocasionar su caída si el mismo aumenta progresivamente. Sin embargo, si te atreves a exhibirlo, te arriesgas a ser relegado del grupo social al que perteneces, y el cual te proporciona la tan ansiada pertenencia y un estatus aceptable, tanto material como emocional.



¿Alguna ves termina este ciclo enfermo?
La respuesta es "NO". Llega el momento de darte cuenta que todos esos valores éticos y morales que elegiste practicar, porque por la experiencia los ha validado, o porque te los inculcaron tus padres, se van literalmente "a la mierda". 

Y no hay salida no importa que te digan "acá está mejor", "acá es menos peor", "acá te tienes que alienar a esto o aquello o te quedas atrás". En resumen, las normas que supuestamente son "correctas" lo son en función del beneficio de un pequeño grupo de personas, y del ambiente en el que te desenvuelvas, por medio de una reinterpretación apócrifa de lo que es moralmente correcto. 

Lo cierto es que cuando tus ideales se basan en la rectitud y en buscar alcanzar el éxito con base en buenas acciones y honestidad, simplemente no puede uno evitar sentir repulsión o misantropía hacia el mundo exterior; al ver que en todos lados existen "deformidades" que hemos forjado al dejar de lado precisamente El Deber Ser, porque elegimos el ser, para poder funcionar dentro de un nicho que ha deformado las normas sociales, las cuales se definieron hace más de 3 mil años para que una sociedad o país funcione correctamente, pero que ahora ya no tienen validez porque la raza humana se ha degradado demasiado.

Si estoy equivocado, estoy abierto a ver pruebas físicas de esa "perfección" o "normalidad" que dichas deformidades que menciono han traído. Al final la conciencia explosiva nos hace ver la suerte.

“Existe una cosa que no puede alcanzar ni la falsedad ni la perfidia y que es la tremenda sentencia de la historia. Ella nos juzgará.” Benito Juárez.

Aclaración: imágenes usadas sin fines de lucro, sólo para fines divulgativos. No poseo los derechos de las mismas.



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